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jueves, 25 de septiembre de 2008

Quimioterapia: 1º ciclo, mi experiencia.

Bueno pues tras mi alta hospitalaria he de deciros que ya he comenzado mi tratamiento de quimioterapia. Me enfrentaba por primera vez con miedo, en este eterno proceso de curación, a algo sobre lo que había leído mucho, oído bastante e investigado mas de lo preciso.

A cualquiera le hablan de quimioterapia y se nos viene a la mente la imagen de alguien sin pelo, si cejas, sin pestañas, triste, con mal color, etc.

He de confesar que hasta que no investigué algo esa era mi idea, tal cual. Mi entrevista con la oncóloga me hizo desvelar dudas que al mismo tiempo provocaron una paz interior que no se bien como explicar. Al llegar a la consulta el pasillo se encontraba abarrotado de gente. Los aspectos de los que allí estábamos variaban en función de la dolencia, de la edad, o del ciclo de quimio en el que se encontraban.

Yo lucía un bronceado que ya empezaba a caerse por aquello de la fecha (15 de septiembre) y llegaba expectante puesto que no sabía si empezaría ese mismo día la quimio o sería más adelante. Finalmente la oncóloga me dijo que podíamos empezar cuando quisiéramos, le contesté: “Mañana mismo”.

Y fue a partir de ahí cuando comencé a lanzarle una batería de preguntas de las muchas dudas que me asaltaban sobre que ocurriría con la quimio. No hay que tener miedo hoy día a la quimioterapia, os lo digo con toda la sinceridad, yo estaba “acojonado” y salí del despacho pensando que no sería mas que un trastorno de unos días. Y es cierto.

Así que al día siguiente entraba en la sala con mi bolsa en la que llevaba una botella de agua, un periódico y unos caramelos. El primer día, doce sillones esperaban con su fría piel negra que una docena de enfermos ocuparan sus puestos para iniciar la ansiada curación. Luis, un ATS, se acercó y me conectó en mi portacap la aguja a través de la cual fluirían los líquidos que lograrán mi curación.

Cuando por el tubito empecé a ver como bajaba el medicamento, mi acto reflejo fue encogerme y estar poco relajado. Pasaron los minutos y aquello no provocaba ninguna sensación en mi cuerpo. La tranquilidad se apoderó de mi. Pronto otros pacientes llegaban, ocupaban sus asientos y se les administraba su dosis de esperanza, al igual que a mi.

En aquella sala les puedo asegurar que no se respiraba ni intuía por ningún lado, miedo, temor, pesimismo, etc. Todo lo contrario, el buen carácter y humor de los pacientes pronto provocó que el clima de relajación en la sala fuese total. Me sentía un tanto extraño, al principio me costaba reir, pero al final tuve que hacerlo. Eran personas con más de sesenta años, que contagiaban vida por los cuatro costados.

Así estuve mi primer día durante cuatro horas; da tiempo a pensar en voz baja, a leer la prensa, a oir comentarios a los demás de cómo llevan el tratamiento, a ver la tele, etc. Al siguiente día (la quimio son dos días seguidos) ya entraba a la sala con desparpajo, sin miedo, sabiendo que durante la administración de la quimio no ocurre nada, lo peor estará por llegar, aunque no es tanto. Ese segundo día me llevaba a casa un infusor con medicación, con lo que realmente son tres dias de quimio, ya que, el infusor tiene medicación para veinte horas.

Una vez en casa, al dia siguiente de acabarse el infusor empieza el verdadero trance de la quimioterapia. Los efectos secundarios no son para alarmarse, y no olviden que el mio era un tumor de colón, todos los tratamientos de quimio no son iguales. Pero si he de decir que tenia miedo a esos vómitos, náuseas, mareos, diarreas, etc que me anunciaba la oncóloga. Pues bien, en mi caso, y tocaré madera, solo sentí un poco de náuseas y sobre todo una fatiga general que hizo que me pasara dos dias tumbado plácidamente en el sofá de casa.

Realmente no duele nada, sólo es una sensación de cansancio que impide realizar tarea alguna. Por lo demás, he de confesar que salvo una ligera pérdida de apetito, la quimio es muy tolerable y desde aquí tranquilizar a aquellas personas que vayan a pasar por ésto en los próximos días. Son dos días de relax en el sofá de casa, donde hay que beber bastante agua para así eliminar por la orina el máximo de metales pesados y aminorar los efectos secundarios.

Una vez acabado el primer ciclo, el objetivo es recuperar el peso perdido y así subir las defensas de cara al segundo ciclo. Hay que estar fuertes para encarar la quimio, asi que importante es no descuidar la alimentación: las proteinas son nuestro objetivo. Un pequeño consejo que me dieron en el hospital, el “actimel” es muy recomendable.

Os contaré cómo me irá en mi segundo ciclo que esta previsto para el 30 de septiembre. Espero haberos ayudado a desenmascarar un poco esto de la quimio a los que vayais a iniciaros pronto en ello. Tranquilidad, fuerza y mucha energía. Hasta pronto.