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jueves, 5 de junio de 2008

Un mundo sin vigilancia


Son muchos los conflictos bélicos que se producen en estos momentos en los diferentes puntos de nuestro globo terráqueo. Guerras sin sentido que van consumiendo la esperanza de la humanidad de vivir en paz. Batallas sin tregua que alimentan las arcas de aquellos países que engordan sus ingresos con una industria armamentística cada día peor vista.

A pesar de la existencia de diferentes organismos internacionales que deberían de velar para que la carta de los derechos humanos sea respetada e imperase en todos los rincones del planeta, los abusos y atropellos permanecen impunes, parece como si nadie fuese vigilado. No llega a haber un verdadero control sobre las decisiones adoptadas por algunos países.

Organismos de control los hay, pero cierran sus ojos, miran a otro lado, hacia el de los intereses de los mas poderosos. Infringir normas es fácil siempre que el perjudicado sea el más débil. Las superpotencias siguen teniendo inmunidad, en cambio, a los países en desarrollo se le imponen restricciones, grandes aranceles, se les asfixia en el ámbito internacional.

Los ciudadanos de a pie parece que estamos vigilados de cerca por policías, el fisco, etc. En cambio las naciones vagan por el desierto de los abusos sin que un solo vigía declare la alerta ante la barbarie que se adivina en el horizonte.

Deberíamos de prestar todos y cada uno de nosotros nuestro apoyo o rechazo a estas decisiones, no dejar en manos de políticos apegados al poder, la maniobra de la muerte, la desolación y el caos. Y por eso siempre me he preguntado ¿quién vigila a los que nos vigilan?