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viernes, 27 de junio de 2008

Otros tiempos, otras modas.

Conforme aumentan las velas de una tarta empezamos a dejar de hacer aquellas cosas para las que creíamos que habíamos nacido. Por ejemplo ir al cine de verano a pegarse un atracón de gominolas, frutos secos y el helado estrella en vez de ver la película taquillera del verano era una de las cosas que junto con otros jóvenes y amigos hacíamos con el mayor de los deleites.

O quien no se ha tirado horas arrojando piedras al mar para ver quien conseguía el mayor número de botes en el agua, hoy casi nos sentiríamos ridículos con dicha pose.

Pasarnos horas pegados a las máquinas de petaco y ver cómo los mas mayores conseguían altas puntuaciones y se hacían partida sin poder disfrutar nosotros mismos del juego, hoy, me parecería de masoquismo puro.

Estar pegados a la pequeña pantalla disfrutando de dibujos animados como Heidi, Marco, Vicky el vikingo o el Oso Yogui mataría del aburrimiento hoy a los más jóvenes.

Oir a Parchís o a Enrique y Ana provocaría risas entre la juventud actual y casi pavor el simplemente contarlo.

Y es que pertenecemos a una generación que se divirtió con cosas que hoy están desaparecidas, en desuso o simplemente abolidas por una generación que necesita de grandes emociones y otros aspectos de la vida que provoquen otras sensaciones, como dicen ellos, más fuertes.

Antes se leían tebeos y hoy se juega en consolas con aventuras gráficas casi reales donde apenas hay que poner imaginación. Quizás sea eso de lo que carezcan estas nuevas hornadas, y sus mentes no verán mas allá de sus narices. Hoy no se sueña con Melchor, se le pide a papá la Visa para que vaya al Corte Inglés y pague la consola de última generación.

Todo ha cambiado....a peor pienso yo.