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lunes, 19 de mayo de 2008

Con leche, por favor.

No se sabe muy bien cuál fue el primer café que llegó a nuestro país, ni tampoco importa mucho. Luego han llegado cientos de marcas, molido, en grano, torrefacto, soluble, descafeinado...un amplio abanico de posibilidades para dejarnos seducir por uno de los aromas más inconfundibles para nuestra pituitaria.

Son muchas las formas de tomar el oscuro líquido, en Andalucía al menos tenemos tantas formas como tipos de tazas y vasos. Así entre otros figuran el cortado, la nube, el mitad, el largo, el carajillo, etc y luego están los delicados o sibaritas que incluso hablan de vaso largo, vaso corto, taza o tazón.

El caso es que el café a ocupado muchas horas de nuestra vida, no solo hay que prepararlo: llenar la cafetera de agua, colocar el café molido, esperar a que suba, dejar reposar... además hay que disfrutarlo.

El café es único como infusión, se puede degustar solo, en compañía, para superar sueño, para levantar ánimos, como excusa para conocer a una chica o chico, para acompañar una tranquila lectura o simplemente porque sí.

Se ha llegado a hablar hasta de cultura del café. El café tiene hasta su propio sonido, cuando estamos en una cafetería la maquina del café preside su mostrador de forma única, el sonido del molinillo anuncia que no va a faltar café molido, el sonido de la loza de las tazas al ubicarla el camarero bajo los surtidores de la maquina, y finalmente un espectáculo para la vista, nos dejan en la mesa la taza y el plato, pero la taza llama nuestra atención, una espuma marrón impide ver el líquido elemento. Y es que un café sin su crema, no es café. Y luego hay que jugar a dejar el azúcar sobre la espuma y esperar a ver el momento en que se sumerge. La cucharilla hará el resto.

Tres grandes sorbos y nuestro café habrá desaparecido, solo quedará su huella en las paredes de la taza. Mientras tanto, amenas charlas, discusiones sin fin, largas lecturas de artículos, conversaciones encontradas....de todo ello habrá sido testigo nuestro compañero el café.

Otro día hablaremos de los amigos del café: la leche desnatada, la semi, el azucarillo, la sacarina en polvo, en pastillas....etc. Pero no dejen de tomarlo, se saborearlo, de disfrutarlo, de vivirlo.