El tiempo

viernes, 30 de mayo de 2008

Fin de curso

El curso escolar llega a su fin, para unos motivo de alegría para otros comienza la pesadilla de los suspensos. Aún recuerdo cuando de joven tenía pesadillas con el día de las llegada de las notas. Me adueñaba del buzón para retrasar al máximo la entrega de las mismas a mi padre. Bueno primero a mi madre, luego ella se encargaba de dar el parte de guerra a mi padre. Las madres siempre afrontan la tragedia con otra calma.

El intervalo de tiempo existente entre el último examen y la llegada de las notas era mi verdadero periodo vacacional. Unos diez días donde no había que hacer nada, ni estudiar, ni acostarse temprano....Nunca fui de muchos suspensos pero siempre quedaba alguna para septiembre, era algo que iba conmigo a todos lados.

Esto en mi casa era más trágico si tenemos en cuenta que mi hermana no sólo no suspendía nada sino que además era la destinataria del mayor número de sobresalientes y notables. En cambio yo estaba abonado al suficiente y al bien. No se puede tener todo en esta vida.

Cuando llegaban las notas eran inevitables las comparaciones, creo que de ahí le cogí cierta manía a mi hermana. Ella era perfecta, estudiaba más horas que yo, no veía la televisión, estudiaba de noche, no salía apenas los fines de semana, en fin, una hija perfecta. Sin embargo, gracias a mi, la figura de la oveja negra tiene existencia y sentido hoy día.

Hoy con el paso de los años, apenas me acuerdo de aquellos días que pasaba angustiado sabiendo de antemano que asignatura, bueno, asignaturas, me iban a venir en rojo. Era la cuenta atrás de una ejecución que siempre duraba tres o cuatro días. Mi padre con semblante serio me lo recordaba cada día, luego pasada la tormenta todo volvía a su cauce. El cauce no era otro sino el de volver a tener los libros entre las manos mientras mi hermana llegaba a la playa la primera. Listos y torpes enfrentados e inmersos en un verano donde cualquier cosa apetecía menos ver los apuntes maltrechos de todo un invierno.

En la actualidad, los jóvenes no sufren ni represalias ni castigos ni son obligados a nada. Está mal visto que un padre obligue a un hijo a estudiar e impida que salga y disfrute de amigos y consolas. Son otros tiempos, los tiempos de libertad, de dejadez de las obligaciones con los hijos, hoy se premia al hijo que no estudia. Pero no estoy del todo seguro que esto sea lo mejor, hoy me siento orgulloso de cómo eran los padres de antes y es más, a veces echo de menos su presencia viendo la juventud actual.

jueves, 29 de mayo de 2008

Tercer trimestre: el verano

En unas semanas veremos como a nuestras playas se acercan de forma masiva miles de turistas dispuestos a dejarse broncear sus cuerpos, a degustar nuestros espetos de sardinas, a consumir miles de litros de tinto de verano, y a ocupar día tras día las diferentes terrazas de verano existentes a lo largo de toda la costa.

Comienza una nueva temporada estival bajo la incertidumbre de la pérdida de valor de la libra, del dólar respecto al euro. La crisis puede hacer mella en un sector turístico en el que hay puestas muchas esperanzas de recuperación de empleo, aunque sea a modo temporal. La salvación de miles de familia pasa por ver altas ocupaciones en hoteles, apartamentos, campings.

En cambio, las perspectivas no son muy halagüeñas, los bolsillos de las economías domésticas parecen no estar para derroches. Los analistas turísticos hablan del cambio de hábitos y así las estancias se acortan y los destinos cada vez quedan más cerca de casa.

Y si a esto sumamos que a falta de dos días para entrar en el mes de junio, las temperaturas rozan los 16º C, el granizo y la lluvia afectan a parte de la península, el panorama no es muy esperanzador. Un verano loco metereológicamente hablando puede dar al traste con las vacaciones de muchos españoles. Ojalá los 40º C lleguen pronto y los habitantes del centro e interior del sur de Andalucía decidan huir de las altas temperaturas rumbo a una costa ansiosa por ingresar en sus arcas las preciadas divisas que la construcción se llevó.

Las pagas extras de verano deberían tener como destino el ocio y no para hacer frente a declaraciones de renta indeseadas. Bañadores, bikinis, toallas de baño, velas de surf...todos esperan poder ver la luz, acariciar la cálida arena, impregnarse del salino marismo. Los talleres deberían prepararse para puestas a punto de miles de vehículos que zarparán con destino a la autovía del Mediterráneo, y así escuchar pronto hablar de las campañas de salida de la Dirección General de Tráfico. Que así suceda, y que todos lo veamos.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Postales en el olvido

Hay elementos que forman parte de la decoración urbana que tienen sus días contados, los nuevos hábitos, el uso de las nuevas tecnologías...pueden dar al traste con muchos elementos cotidianos que antaño pudieron parecer imprescindibles.

Hoy cuando llegamos a una urbanización, a la entrada de cada edificio nos encontramos con una zona de buzones. Estos normalmente rebosan publicidad de todo tipo, pero cada día contienen menos correspondencia personal. El uso de internet, del correo electrónico, nos aleja cada día más de la compra de sellos y de la visita a las oficinas de correo.

Son muchos los españoles que prácticamente reciben sólo facturas, pero los tiempos cambian y hasta las facturas de papel desaparecen, son muchas las empresas que envían ya un pdf a nuestro e-mail y han dejado de lado el uso del papel. Nuestros bosques lo necesitan.

Y es que los emilios lo han sustituido todo. Así en las fiestas navideñas eran de obligado envío los tradicionales cristmas a familiares y amigos. El uso de la telefonía y de internet han dejado de lado esa gran labor de redactar unas lineas y plasmarlas en papel. Hasta la elección del cristma era una excusa para salir de compras los días previos a las fiestas navideñas. Hoy nadie espera ya la llegada del cartero, los hombres de amarillo cada día se ven menos.

Los sellos han pasado a ser cada día mas pequeños, los hay adhesivos para no tener que usar la lengua, pero ni por esas. Los sellos sólo son objeto de culto para algunos coleccionistas. Si preguntásemos a pie de calle por el precio de un sello para una carta con destino nacional pocos acertarían a adivinar su importe.

La pluma, el bolígrafo, la buena caligrafía, los renglones torcidos...todo ha quedado sustituido por el procesador de texto, la Times New Roman y el justificado a la izquierda. Puede que las modas cambien y al menos un halo de romanticismo nos vuelva a tener que adquirir esas estampitas de nuestro Rey y acercarnos a los buzones de la ilusión.

martes, 27 de mayo de 2008

Cuatro simpáticos regalos

Los años van pasando y a uno le van surgiendo sobrinos y ahijados por doquier. La llegada de un nuevo miembro a la familia no deja de ser un acontecimiento que se escapa a nuestro entendimiento. Sabemos que ese pequeño ser tendrá una relación de parentesco con nosotros y pronto aprenderemos a decir sobrino o ahijado.

Los primeros días de existencia hay una especie de pugna entre los familiares por querer ser el favorito del recién nacido, como si el recién llegado pudiese elegir o tuviese capacidad cognitiva para ver lo mejor de cada uno. Se forman los primeros remolinos entorno al bebé, los primeros agasajos, empieza a escucharse el primer parecido al padre, a la madre o hasta el abuelo. Yo en ese tema prefiero no entrar, un bebé solo tiene cara de bebé, y nunca le podré encontrar parecido al arrugado rostro del abuelo, pero eso son otras cosas.

Y es que disfrutar se disfrutan. Una simple sonrisa o un simple amago de ello, nos coloca en la cúspide como encantador de niños. Cuando tienes a uno de ellos entre tus brazos empiezas a tener conciencia real de la ternura que desprenden sus manitas, sus pequeños dedos del pie, su fija mirada en ti, explotan en ti una serie de sensaciones que algunos exteriorizamos mas que otros.

Y cuando llegan las primeras palabras surge la lucha de los que estamos a su alrededor por intentar enseñar a decir nuestro nombre el primero, como si no hubiese tiempo. El niño se ve rodeado de adultos que gritan al unísono cada uno su nombre, al final, el primer nombre que salga de su joven voz, será el agraciado. Casi siempre mami o papi, para descontento de titos y titas.

Sin embargo, todo se perdona, al final habrá tiempo para jugar con ellos, para enseñarles todo tipo de muecas, juegos y locuras que no buscarán sino una sonrisa del pequeño. Aunque también los veremos llorar y extenderemos nuestros brazos para que él haga lo mismo hacia nosotros, y eso, pues, gusta.

Sin duda alguna, la llegada de un sobrinito abre una ventana de esperanza, un alto en el camino a la monotonía, son el mejor regalo para un mundo lleno de rutinas, de estereotipos sociales, de acomodados aburrimientos, etc.

Uno tiene la suerte de estar entre los agraciados, de poder oir mi nombre en boca de estos enanos encantadores a los que hoy pongo nombres: Alvaro, Carlos, Miguel y Alba.

lunes, 26 de mayo de 2008

Por un futuro incierto

Las predicciones sobre la vida y la muerte no dejan de ser un auténtico misterio para todos los que nos ha tocado vivir en este mundo. Saber el día que dejaremos de estar con los nuestros, el día en que partiremos hacia el más allá, es algo que si bien nos gustaría saber a todos, también es cierto que no todos tendríamos el valor de abrir ese sobre donde en su interior vendría escrita nuestra fecha de caducidad.

El afán de supervivencia de los humanos nos lleva a querer perdurar en el tiempo sin límites algunos. Sería mas una pesadilla que un beneficio. Solo situarme en esa tesitura me provoca una inquietud infinita. ¿cómo estaríamos días antes de la anunciada necrológica? Pienso que la mente humana no esta preparada para conocer con tanta antelación una fecha tan irreversible, a pesar de que contamos con la certeza de que nuestra existencia es limitada.

Solo deseo que los avances tecnológicos no asomen por estos senderos de la investigación, o al menos, seamos libres de decidir sobre el conocimiento de nuestro destino final. Una existencia consciente de todo esto podría acarrear nuevas formas de vida, de comportamiento social, de razonamientos descabellados a la desesperada que podrían llevar a la población al mas alarmante estado de desesperación.

El hombre siempre ha querido ir más allá de las metas convencionales de la física, romper algunas barreras o fronteras del saber, quizás pueda estar en nuestras manos, pero sin duda, debemos esperar que los científicos sopesen los beneficios para una población que puede no estar preparada para hechos que van más allá del raciocinio al que estamos habituados a explorar.

Será el tiempo, los avances, el devenir de los acontecimientos quienes nos puedan destrozar la tranquila convivencia de quienes un día fuimos engendrados con el único objetivo de vivir y no precisamente para sufrir una cita preestablecida con una eutanasia irreversible.

sábado, 24 de mayo de 2008

El nuevo panorama

El nuevo panorama económico al que asistimos como invitados de lujo y el horizonte frío y oscuro que casi podemos palpar está dibujando un nuevo paisaje en nuestras ciudades, en nuestras calles.

Parece como si el simple hecho de pasear no pudiésemos costearlo, las aceras ya no están desbordadas en hora punta, en las cafeterías ya no hay empujones para llegar a la barra y tomar un café que nos consuele, las tiendas reciben a los clientes casi por orden alfabético, no hay tumultos. En los supermercados no es necesario reforzar la plantilla de cajeras, con dos basta.

Ya es difícil ver a gente por la calle con ambas manos repletas de bolsas de la compra, ahora se dice que hemos ido a por unas cosillas que faltaban en casa, es la excusa del monedero sin fondos.

Las salas de cine reducen el aforo a unos poco clientes que sin quererlo se han convertido en protagonistas de extraños pases VIP. Las agencias de viajes no logran vender unos destinos inalcanzables, los kilómetros se hacen eternos para los bolsillos.

Los restaurantes de tres tenedores han adquirido una pizarra donde se invita al régimen con menús de siete euros, y ya no se incluye ni el postre ni el pan ni el vino. Las farmacias aglutinan en sus vitrinas cantidades descomunales de los llamados genéricos. El frenadol, la aspirina, etc ahora no son productos de primera necesidad, ahora son prescindibles.

Hasta las gasolineras dejarán de vender hielo y tendremos que recurrir al accesorio olvidado de nuestros frigoríficos que permanecía en el congelador enterrado en carnes y pescados.

La cuestión es que sólo el euríbor dirá hasta donde debemos llegar cambiando nuestros hábitos, nuestras costumbres, y es que hasta las fiestas patronales acabarán sin banda de música, la diana matutina corre su propio peligro de extinción. Y lo que no se, es si los historiadores reflejarán en sus anotaciones el momento que atraviesa Europa, y así hasta los libros de texto cambiarán sus relatos.

viernes, 23 de mayo de 2008

El silencio de los mimos

En el actual paisaje urbano es habitual encontrarse con diversos y peculiares personajes a los que nos hemos acostumbrado a hacerlos presentes en nuestras vidas. Mendigos, músicos callejeros, gitanas que nos regalan su buenaventura, loteros que vociferan la suerte...y los mimos.

Los mimos son quizás de las más recientes actitudes aparecidas para recaudar una limosna. A caballo entre la interpretación y la puesta en escena, permanecen impasibles e inmóviles ante el paso de la muchedumbre. Llegan a crear auténticos corros de devotos que durante interminables minutos permanecen atentos esperando un movimiento en falso del maniquí humano.

Es una forma de estar ausente de la realidad, el mimo desconoce el avance de las manecillas del reloj, sus hojas del calendario tienen todas el mismo número, sus semanas tienen miles de días.

Todos somos un poco mimos, dejamos pasar el tiempo sin aportar nada al ciclo de la vida, no actuamos porque no queremos interferir en el curso de la historia, una historia que parece que son otros la que la escriben. Si Colón no hubiese emprendido un viaje colonizador quizás hoy las patatas fritas serían un producto de lujo por los costos de la importación.

Un ejemplo simple de hasta donde pueden llegar las consecuencias de la actuación humana, a veces un gesto insignificante puede acarrear un conflicto internacional, así la reciente expresión regia “¿por qué no te callas?” puso en la cuerda floja las relaciones de dos países como España y Venezuela.

Pienso que deberíamos de abandonar el rol de mimo que cada uno de nosotros hemos desempeñado alguna vez y que algunos llevamos dentro, y lograr encontrar cauces que hagan valer nuestra libertad de expresión y actuación. La vida no debe tener trabas ni censuras para una humanidad que dentro de unos siglos seguirá siendo estudiada por los más jóvenes.

jueves, 22 de mayo de 2008

Las bicis no sólo para el verano

El precio del barril de crudo sigue su escalada sin freno, los países exportadores limitan la producción, y a pesar de la buena posición del euro respecto al dólar, en nuestro país acercarse a una gasolinera es cada vez mas traumático.

Ya se ve poco a la gente decir “lleno por favor” y es que llenar el depósito puede suponer un gran bocado a la economía familiar. Vamos a tener que volver a echar gasolina en pesetas, pronto veremos cómo sólo echaremos mil pesetas, quiero decir seis euros. Un cuarto de tanque cuesta ahora veinte euros señores, si tres mil trescientas de las antiguas pesetas, en cambio antes echábamos dos mil pesetas y todos contentos de la posición alcanzada por la aguja del combustible.

Ahora golpeamos el salpicadero para ver si se ha averiado la aguja, porque no sube, casi no se mueve. Las gasolineras van a tener sus horas bajas muy pronto. Deberíamos de tomar ejemplo de países como China donde desplazarse en bicicleta no es precisamente un deporte sino más bien una forma de ahorro importante al mismo tiempo que cuidaríamos el medio ambiente. Ahora que los dirigentes políticos quieren plasmar el acuerdo de Kioto en muchos ámbitos es el momento de iniciar campañas de concienciación del uso del transporte público, de creación de carriles bicis, etc.

Y es que hay que ir cambiando de mentalidad, no podemos seguir siendo testigos de cómo autobuses urbanos llevan en su interior a una decena de viajeros mientras tras el bus hay una caravana de treinta vehículos con sus conductores desesperados porque el bus no se aparta.

Ir en vehículo propio no es señal de mayor nivel social sino quizás de menor nivel cultural y de poca conciencia con nuestro entorno. El paso no es fácil de dar aunque desde los ayuntamientos empiezan a ayudarnos con la creación de zonas azules, proliferación de zonas de carga y descarga, aumento de vados permanentes, creación de calles peatonales....pero a pesar de eso no queremos captar el mensaje: señores el coche en casita, aparcado en la cochera.

Pero somos como somos, hay que ir a comprar el periódico en coche, adquirimos un producto por un euro pero gastamos cinco en gasolina en llegar hasta el.

Y no voy a entrar a valorar lo que nos cuesta tener un vehículo donde el principal gasto no es su adquisición, luego vendrán aliños como el seguro, la ITV, las revisiones, los impuestos....y si, la visita a don repsol y doña BP.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Otra forma de ver la vida

Desde hace mucho tiempo surgió en mi la pasión por la fotografía, no se muy bien porqué puesto que no hay antecedentes en mi familia con tan peculiar hobby. Empecé con un armatoste de esos a los que había que acoplar un flash de un solo uso.
Mas tarde llegó como regalo de cumpleaños una Kodak con la que poco se podia hacer, solo mirar y disparar.

Con la llegada de las digitales me enganché a ese carro y en ese sigo. Se trataba de una Olympus, con ella empecé a jugar un poco mas en serio. Las primeras fotos nocturnas tiradas a pulso (aún no tenia un trípode) no dejaban de sorprenderme a pesar de su escasa calidad. Eran cientos las fotos que hacia en solo una hora, por aquello de que no había que revelar todo se convertía en volcar fotos al ordenador.

Era almacenar por almacenar, hoy de aquellas viejas fotos apenas conservo una centena. Y es que siempre me gustó ver las fotos de los demás, de otros fotógrafos aficionados, a los que siempre les criticaba detalles de la toma en cuestión. Tenía cierta facilidad para ver defectos en los demás, para encuadrar de una manera distinta, de ver por el visor mas allá de lo que veían mis ojos.

Como el gusanillo lo mantenía decidí no hace mucho dar el salto a las reflex digitales y así invertí en una Canon de la que ahora no me separo. Es una máquina que te permite jugar con las luces, con la velocidad, etc....al fin y al cabo deja libertad al que la maneja para desde ahí desarrollar la creatividad que uno aún cree que tiene.

Los programas de retoque fotográfico han contribuido sin duda alguna a que las fotografías tengan mayor nivel de acabado e incluso podamos llegar a tergiversar lo que captó nuestro objetivo. Cuando me encuentro solo ante la pantalla del monitor y observo la instantánea rara vez estoy satisfecho con el resultado. Y es que gracias a los foros de fotografía ( www.canonistas.com )cada día uno se vuelve más exigente. A través de estos medios uno ve lo realizado por otros, y tengo que decir que en este país hay gente muy buena a pesar de no ser profesionales y tratarse tan solo de buenos aficionados.

Este hobby te permite salir, caminar, conocer lugares desconocidos, y estar al acecho de momentos que puedan ser inmortalizados. Cazar una buena foto no es tarea fácil, a veces, cien o doscientas fotos van directamente a la papelera de reciclaje. No dejo de reconocer que aún me parece frustrante no poder recuperar ni una sola toma tras una tarde con la cámara al cuello.

Aún sigo buscando esa foto que algún día pueda colgar de una pared y de la que me sienta orgulloso, y en ello estoy. La fotografía no es más que buscar en la realidad una visión particular, a ello hay que unir que la foto exprese, grite, emocione al que la vea, y eso no es tarea fácil. Os dejo una muestra de las últimas fotos que he realizado. Que les aproveche. www.flickr.com/photos/jupemar

martes, 20 de mayo de 2008

Algo más

En esta vida, cada minuto que pasa, se es testigo de infinidad de situaciones caóticas, de injusticias varias que no nos da tiempo a asimilar, de sobresaltos por noticias que no esperamos y a veces de algunas que si esperamos. A nuestro alrededor acaecen hechos que dejamos de lado, que pretendemos ignorar y miramos hacia otro lugar.

Cada individuo se rodea de sus circunstancias, de su convivir diario con la familia, el trabajo, las preocupaciones...y es posible que pasemos por alto el tren de la realidad. Permanecemos inmersos en un mundo que no hemos elegido, pero en el que pretendemos vivir lo mejor posible, para ello desechamos lo que no nos interesa, lo que nos hace perder el tiempo en favor de nuestro beneficio propio.

Disfrutamos y hasta nos regocijamos dentro de nuestro egoísmo, a veces, hasta da un poco de vergüenza ofrecer nuestro tiempo a los demás, parece que es algo poco habitual y no queremos destacar. Que lo tachen a uno de solidario puede causar rubor en nosotros y los demás mirarnos con el descaro de quien no nos comprende.

Sin embargo, admiramos la labor de miles de voluntarios, de miles de personas que desde dentro de diferentes ONG´s desarrollan en el planeta labores necesarias e imprescindibles. Nos gusta ver a Médicos sin Fronteras aportar en el tercer mundo sus conocimientos para paliar enfermedades que en el primer mundo ni siquiera lo son. Manos Unidas trabajando por hacer un simple pozo para dar agua a niños que mueren sin remedio, e incluso a veces pensamos que mueren por simple estadística.

No deberíamos permitir que nuestros hijos dejen sin desarrollar ciertos instintos, es más, hay que fomentar en los colegios valores como la solidaridad, el voluntariado, la ayuda a los demás. Hoy en día, los gobiernos preocupados por poner o quitar asignaturas incómodas, deberían de enarbolar en los centros educativos la bandera del simple civismo, deben ayudar a crecer como seres humanos. En cambio, nuestra juventud inmersa en un mundo de competencia, solo aspira a obtener buenas calificaciones para acceder a carreras universitarias que los prepararan para luchar en un mundo inhóspito en una carrera desenfrenada por alcanzar logros sin sentido.

Habría que poner barreras a esa carrera, y aprender a andar y caminar despacio, llenando nuestras vidas de otros sabores más reconfortantes.

lunes, 19 de mayo de 2008

Con leche, por favor.

No se sabe muy bien cuál fue el primer café que llegó a nuestro país, ni tampoco importa mucho. Luego han llegado cientos de marcas, molido, en grano, torrefacto, soluble, descafeinado...un amplio abanico de posibilidades para dejarnos seducir por uno de los aromas más inconfundibles para nuestra pituitaria.

Son muchas las formas de tomar el oscuro líquido, en Andalucía al menos tenemos tantas formas como tipos de tazas y vasos. Así entre otros figuran el cortado, la nube, el mitad, el largo, el carajillo, etc y luego están los delicados o sibaritas que incluso hablan de vaso largo, vaso corto, taza o tazón.

El caso es que el café a ocupado muchas horas de nuestra vida, no solo hay que prepararlo: llenar la cafetera de agua, colocar el café molido, esperar a que suba, dejar reposar... además hay que disfrutarlo.

El café es único como infusión, se puede degustar solo, en compañía, para superar sueño, para levantar ánimos, como excusa para conocer a una chica o chico, para acompañar una tranquila lectura o simplemente porque sí.

Se ha llegado a hablar hasta de cultura del café. El café tiene hasta su propio sonido, cuando estamos en una cafetería la maquina del café preside su mostrador de forma única, el sonido del molinillo anuncia que no va a faltar café molido, el sonido de la loza de las tazas al ubicarla el camarero bajo los surtidores de la maquina, y finalmente un espectáculo para la vista, nos dejan en la mesa la taza y el plato, pero la taza llama nuestra atención, una espuma marrón impide ver el líquido elemento. Y es que un café sin su crema, no es café. Y luego hay que jugar a dejar el azúcar sobre la espuma y esperar a ver el momento en que se sumerge. La cucharilla hará el resto.

Tres grandes sorbos y nuestro café habrá desaparecido, solo quedará su huella en las paredes de la taza. Mientras tanto, amenas charlas, discusiones sin fin, largas lecturas de artículos, conversaciones encontradas....de todo ello habrá sido testigo nuestro compañero el café.

Otro día hablaremos de los amigos del café: la leche desnatada, la semi, el azucarillo, la sacarina en polvo, en pastillas....etc. Pero no dejen de tomarlo, se saborearlo, de disfrutarlo, de vivirlo.

sábado, 17 de mayo de 2008

El recuerdo del ayer

Si nos adentramos por las sinuosas carreteras del interior de nuestra provincia y nos acercamos a cualquiera de sus pueblos, realmente hacemos un ejercicio de memoria retrospectiva. Llego a la entrada del pueblo y veo como las viejos del lugar permanecen sentados en unos bancos de piedra encalada manteniendo conversaciones silenciosas con un cigarrillo en sus trabajadas manos. Y me saludan al pasar aunque no me conocen, se saluda por respeto, hay que dar los buenos días. Yo le correspondo y ellos me miran sin disimulo pensando quizás que soy un forastero. Con esta palabra denominan ellos a todo el que no es del pueblo.

Me adentro a pie por sus calles empedradas, los geraneos adornan unas fachadas que azulean de las manos tras manos de cal viva. Los desconchones en las paredes hablan por si solos, gritan al pasar los testimonios vividos con los años.

En una esquina soleada aparece un gato de piel atigrada que a mi paso ni siquiera hace por huir despavorido, me acerco, lo acaricio y bajo una temperatura mediterránea empieza a ronronear. Continuo mi paseo y llego a una plaza, la única del pueblo, allí la tranquilidad se rompe tan solo por la melodía de la cascada de agua de una fuente.

Una anciana cruza la plaza envuelta en el luto de quien ya no está con ella, cabello canoso rematado con un roete de exquisita perfección, sus piernas se arrastran torpemente, ni siquiera me mira, quizás su sordera hace evitar miradas.

Al pasar por las calles veo como las puertas de las casas están abiertas, no hay olor a inseguridad, el miedo no cabe entre estas estrechas calles. Me detengo ante una de las casas y me envuelve el olor a dama de noche, el pollete repleto de macetas multicolor, el nº 23 apenas se adivina por el paso del tiempo y del escobón de encalar. Al fondo una señora acapara mi atención, sobre un fogón se instala una gran olla roja de metal, ella introduce con cariño cosas que no consigo saber que son.

En la esquina de la casa una vieja moto, una Guzzi amarilla, apoya su manillar sobre la blanca piedra. Una caja de madera amarrada con cuerda de pita hace de improvisado portaequipajes. En ella una botella de agua, un sombrero de paja y una talega de cuadros verdes y blancos; intuyo que aquello no es más que una herramienta de trabajo para quien de la tierra obtiene sus frutos con gran esfuerzo.

Y sin darme cuenta llego al final del pueblo, un mirador me separa del seco rio que allá en los más hondo del valle se dibuja como lo que fue.

Los sonidos y los olores del interior son diferentes, el piar de los pájaros, el zumbido de las moscas, el olor a pan recién hecho, el silencio de una juventud que emigró, las campanadas de la iglesia que anuncian las en punto. Son las melodías del ayer, los colores del pasado, unas sensaciones que me evocan un recuerdo en blanco y negro de mi pasado.

viernes, 16 de mayo de 2008

Condena a la prepotencia

En un país en crisis, sumido en una espiral de incertidumbres, en la que muchos españoles sólo rezan para que el euribor no siga escalando posiciones, que el paro no lleve a las familias a la ruina, etc nos encontramos casos tan rocambolescos como el de doña Telma Ortiz.

Una amarquesada señora que mientras la mayoría de los mortales se desvelan durante la noche por auténticos problemas, ella ni corta ni perezosa ha demandado a cincuenta medios de comunicación porque señala la susodicha que le molesta que la sigan y la fotografíen los periodistas.

Una auténtica falta de respeto me parece lo que ha pretendido con tan absurda demanda, que por cierto, lo de absurda no lo digo yo, ha quedado demostrado tanto por el fiscal como por el juez, que finalmente desestiman dicha petición. Y es una falta de respeto porque esta pija venida a más se ha querido escudar en ser la hermanísima, en ser alguien cercano a la Corona para así presionar a la justicia. Pero por una vez la justicia ha tenido la venda en los ojos, y ha actuado con contundencia, le ha dado a Telma un no rotundo.

Y es que no se puede salir de los juzgados en coche particular para huir de la prensa, porque eso es ya un privilegio que no tenemos el resto de los mortales. Ella tiene privilegios y muchos...a mi no me invitan a las recepciones de palacio, por eso no soy popular, ella sí. Y si eres popular, hay que asumir las consecuencias, vaya, que tiene que apechugar con las nubes de paparazzis, eso es lo que hay señorita.

Además aunque doña Telma Ortiz no lo crea, la constitución española, cuyo texto debe respetar, prohíbe cualquier tipo de censura previa en este país democrático. Ir en contra de esta norma es ir contra todos los españoles, y eso es lo que ha intentado y le ha salido el tiro por la culata. Es más, ahora deberá hacer frente a las preguntas de los paparazzis sobre su parecer por la desestimación de su demanda.

No me da pena ninguna, ojalá tome tranquilizantes para dormir, ojalá esta decisión judicial le ayude a poner los pies en la tierra, y vea de alguna forma que en esta vida todos los mortales sufrimos día a día, aunque algunos se quejen por puro vicio. De momento a pagar toca, si , porque ha sido condenada al pago de costas. Los demás también pagamos, ella quizás tenga menos problemas para pagar, aunque señora Telma, siempre puede financiarse en platós de televisión. Venga anímese.

jueves, 15 de mayo de 2008

La sinrazón de unos pocos

Cuando oímos que la banda terrorista conocida por todos ha vuelto a las andadas todos dejamos volar nuestra imaginación y nos situamos en el país vasco, y lo escribo con minúsculas. Ayer 14 de mayo se repitió la proeza de los desalmados aunque esta vez a los malagueños nos toca algo más de cerca.

Un paisano al que ni siquiera su sueldo llegaba para pedir un mísero crédito hipotecario, era víctima de la barbarie que en este país seguimos consintiendo. Este miembro de la benemérita afincado en un barrio humilde y trabajador de Málaga era tocado por la varita mágica de quienes pretenden un país libre e independiente dentro de nuestra nación.

El problema radica en la permisividad, los partidos políticos que como siglas tienen el revolver, la amenaza, el chantaje no deberían poder acudir a las urnas para conseguir legitimidad en los distintos ayuntamientos. Quien vota a estos pistoleros se convierte a su vez en uno de los suyos. No me valen excusas de identidad territorial, ni de derechos a la autodeterminación. Ninguna comunidad autónoma debe valerse de las bombas ni de la sangre ajena para ejercer un derecho constitucional a la autodeterminación. Por eso jueces, políticos y la sociedad en general deberíamos impedir que esta lacra siga pudiendo participar en el juego político.

La amenaza terrorista hoy día está en otros países ligada al radicalismo religioso, y la comunidad internacional afronta este reto negando ayudas a estos países, poniendo cerco a sus exportaciones, al fin y al cabo, intentando negar cualquier indicio de favorecer o ayudar a sus dirigentes. En España ocurre todo lo contrario, a los dueños de las armas se le dan subvenciones estatales para que puedan desarrollar sus campañas electorales, posteriormente los escaños conseguidos disfrutarán de sueldos salidos de las arcas públicas y esto, señores, es inconcebible.

Para colmo de males los llamados cachorros de la kaleborroka, las juventudes abertxales, continúan incendiando autobuses, cajeros automáticos, destrozando mobiliario urbano, y los gobiernos centrales y autonómicos sufragando los gastos de reponer todo lo dañado.

No se aportar una solución a este conflicto, como ciudadano de a pie solo llego a comprender que estos señores no deberían tener ni apoyos políticos, ni ayudas económicas, porque tampoco nuestro paisano fallecido las ha tenido. Un poco de cordura y mano dura necesita imponerse en este país en el que vivimos.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Absurda conducta humana

Son curiosas las reacciones que el ser humano tiene ante situaciones que se dan en la vida cotidiana. A veces parece que todos estamos creados a partir de una misma célula y por ello la homogeneidad en las actitudes que tenemos frente a determinados estímulos.

Quién no ha reaccionado con miedo cuando conduciendo por una carretera de pronto ve como un control de la guardia civil se divisa a lo lejos...lo primero ponernos rápidamente el cinturón de seguridad si no lo llevamos puesto, bajamos el volumen de la radio, cogemos el volante con dos manos y dejamos de apoyar el codo en la ventanilla, levantamos el pie del acelerador y al pasar a la altura del control todos ponemos cara de no haber roto un plato nunca. Curioso ¿no? No llego a comprender el porqué de esta serie de gestos, quizás por miedo, por respeto, por pánico....Eso sí, una vez que nos hemos alejado del control, de nuevo codo en ventanilla, aceleramos y subida de volumen. Por cierto, sobre el volumen de la radio no hay nada legislado de momento.

Cuando tenemos nuestro vehículo aparcado bajo un edificio en el que un vecino está pintando, parece como si deseásemos que una sola gota de pintura caiga sobre la chapa impoluta de nuestro coche para liar la de San Quintín. Revisamos cada diez minutos el coche, y nada, no hay pintura. Pero que ganas de que ocurra el milagro para enfrentarnos al vecino pintor. Así somos. Antes de cambiar de ubicación el coche preferimos esperar haber si hay suerte.

Si estamos en un pub tomando una copa con nuestra chica y junto a nosotros hay una pandilla de jóvenes un tanto etílicos, soñamos con el empujón a la chica por parte de uno de ellos para salir en defensa desmedida de nuestra chica. A veces casi queremos que la chica se acerque más a ellos para favorecer el encontronazo.

En días de lluvia, cuando no hay mas remedio que usar nuestro viejo paraguas y acudimos a una cafetería, a la entrada, depositamos nuestro paraguas en el paragüero, con desconfianza, por el temor a que se lo lleven por equivocación, eso si, a pesar de que lo tenemos destrozado y nos costo tres euros en los chinos.

Y como dejar sin revisar la factura de un restaurante, ansiosos por encontrar un fallo en la misma. La releemos en busca de algún plato no pedido o alguna bebida no consumida. Y cuánta felicidad cuando hallamos un error, esa ración de queso que no hemos probado y por la que pretenden cobrarnos doce euros. Es momento de humillar al camarero con todas nuestras fuerzas.

En resumidas cuentas, nos obsesionamos por las mismas cosas, a pesar de que en la mayoría de los casos no estemos mas que ante una perdida soberana de tiempo.

martes, 13 de mayo de 2008

El patio de las desvergüenzas

Los platos de televisión están siendo testigos en los últimos años del todo vale. Los contertulios de programas del corazón están dejando perplejos a propios y extraños por sus comentarios soeces, por su limitada cultura y sobre todo porque nadie se explica cómo han conseguido un micrófono con el que ahuyentar las necias audiencias.

Ex mujeres de toreros, drogadictos reconocidos, cantantes venidos a menos, ex concursantes sin gloria, toda una fauna de lo más pintoresca que pretenden en cualquier franja horaria entretener, llenar minutos de ocio....o al menos eso pretenden.

Mi duda es si realmente todo esto entretiene, yo creo que no, salvo que los españoles hayan cambiado su concepto de entretenimiento. Y es que hablar de lo que come un conde, o del problema de encontrar modisto para una boda, o de los cuernos a la luna de los famosillos de turno, eso señores, no es entretener, eso es repartir mierda a los cuatro vientos.

A todo ello, hay que sumarle la iniciativa un tanto curiosa de la hermanísima de la princesa Leticia, que quiere ir por las calles de este país con una orden de alejamiento de cámaras y paparazzis a su favor. Esta mujer no quiere privilegios de la justicia, aunque creo que sale por puertas de atrás en centros públicos, para eso si quiere ser la hermanita de Doña Leticia.

En parte comprendo a la señora Telma, un infierno debe pasar ella cada vez que sale a la calle, rodeada de una marea de supuestos licenciados en periodismo. Ella no es más víctima que nosotros, los espectadores.

Creo que más que un apagón analógico, debería de cerrarse el patio de las desvergüenzas, y abrir un espacio para la inteligencia venida a menos.

lunes, 12 de mayo de 2008

Somos así...

Cuando acudimos a sitios con mucha concurrencia, es posible que nos encontremos con variedad de estilos de moda, distintas clases sociales, diferentes nacionalidades y cómo no, infinidad de historias trascendentales o aburridas según la inquietud de cada uno.

Así ocurre en los hospitales, los pasillos habitualmente frecuentados por el bullicio de pantalones y batas blancos, limpiadoras con sus carritos, pacientes con sus muletas, despistados que buscan un número de consulta inexistente....y es ahí donde si prestamos atención, podremos oir mil y una historias con final feliz y no tan feliz.

En Andalucía hay cierta tendencia a que los pacientes tengan unos conocimientos de medicina muy altos, o al menos así lo creen ellos; por ello, al salir de las consultas ellos mismos dan su propio veredicto: “esto es pa ná” o “eso es que ya man perdío otra vez los análisis”. La cuestión es que a veces somos testigos de charlas entre pacientes que no se conocen de nada pero que las esperas en los pasillos hacen entablar raras amistades.

La similitud de enfermedades entre pacientes provocan la curiosidad de ambos. Así uno interroga al otro para intentar averiguar la verdad de todo como si el galeno de turno no tuviese mucha idea del asunto. Somos así, un testimonio de uno de los nuestros es mas de fiar que el de un especialista...lástima de cinco años de carrera universitaria más tres de especialidad.

A veces creo que se dan más diagnósticos en los pasillos que en las consultas, así no hay que extrañarse que España sea uno de los países donde más nos automedicamos. Y es que si a Pepe le va bien con esas cápsulas a mi no me puede hacer ningún mal. Somos así, tendemos a desconfiar del doctor, ya que , parece que este señor lo único que pretende es llenarnos el estómago de pastillas y tenernos siempre con pruebas y análisis.

Los pasillos de nuestros hospitales están llenos de verdaderas historias de medicina urbana, de ensayos con cobayas humanas, de aglomeraciones de contraindicaciones de la vida y de pacientes diplomados.

sábado, 10 de mayo de 2008

Añorando el viejo oeste

Estos días nos encontramos en la prensa con la noticia de que los jueces han pactado con los bandoleros del urbanismo marbellí, con los mafiosos de los maletines, y este tipo de pacto me parece un delito de prevaricación por parte de los jueces. ¿ O acaso han preguntado a los pobres ciudadanos si queremos ver en libertad a una serie de millonarios?

El Ministro de Justicia sale a la palestra esta misma semana para decir que en los juzgados no hay colapso sino que se trata de una herencia del franquismo. No hay que extrañarse de estas palabras, ya que, para su superior Pepe Luis “el Zapatero” el país no está en crisis, dice que se trata tan solo de pequeñas convulsiones.

Convulsiones las que tendrá como consecuencia del queso y el jamón D. Julián, el novio de la cantaora que este fin de semana lo pasará en el Rocío. El Juez de Vigilancia Penitenciaria ha considerado que debe irse de romería, para celebrar que medio centenar de sus fechorías las ha permutado por unos cromos.

Tras todo esto me pregunto de que sirven los juzgados, ¿ acaso no deberíamos volver al viejo oeste? Yo lo prefiero, antes los malhechores, los delincuentes, los malvados pistoleros asalta bancos, eran disparados por la espalda o colgados de un árbol, pero imagino que para los ciudadanos de la época debería ser reconfortante pensar que la delincuencia queda erradicada desde que se captura al malhechor.

La figura del sheriff era el inicio y el final de un sistema judicial que aunque arcaico era el más efectivo. Un señor justiciero por ciudad, una sola oficina. Poco personal y poca infraestructura, hoy día las arcas públicas estarían a rebosar con este sistema de ahorro.

Cada juzgado de instrucción puede albergar hoy a mas de 15 personas que acumulan documentos, generan retrasos, pero no juzgan, no eliminan de la calle a ningún delincuente. Se dice que el fin de la cárcel es la reinserción social de los reclusos, aunque ahora lo difícil es entrar en ella. Han surgido los pactos, como si de grupos políticos se tratase.

Los juzgados han pasado a ser supermercados de la libertad. Quizás la solución fuese poner como cajero de los mismos a un John Wayne, otro gallo cantaría.

viernes, 9 de mayo de 2008

Málaga, misión imposible


Bajo este título no pretendo anunciaros que en la capital de la Costa del Sol se vaya a producir el rodaje de una de las partes de dicha saga. Quiero referirme a lo caótica que a veces resulta esta ciudad. A pesar de las mejores realizadas en infraestructuras en los últimos 50 años, llegar a Málaga tanto por el Este como por el Oeste puede convertirse en una ardua travesía similar a la que sufrieron los primeros americanos que cruzando tierras pobladas por comanches pretendían llegar hasta el preciado oro.

La autovía del Mediterráneo es un ejemplo de tercer mundismo que sufren miles de conductores a diario. Quince kilómetros puede suponer casi una hora de trayecto. Y todo esto en pleno siglo XXI. Así de lunes a viernes, excepto julio y agosto.

Claro está que junto a la paciencia de esos conductores habría que resaltar el menoscabo en sus bolsillos, si, me refiero a que la aguja del gasoil baja vertiginosamente mientras el precio del barril de crudo sube de forma galopante.

Bueno pues cuando ya hemos conseguido entrar en la ciudad de la doble fila, del caos circulatorio, nos disponemos a llegar hasta nuestro centro de trabajo. Y aquí viene la verdadera proeza a la que se enfrentan a diario miles de malagueños. ¿dónde soltamos el coche? Los parking municipales son como centros de ocio oficiales, y si no, prueben. Verán que el cartelito anuncia en color verde que hay plazas libres, bien, entramos y hacemos el circuito de Mónaco varias veces en busca de esa plaza libre que no encontramos.

No hay que olvidar que el tiempo corre en nuestra contra y a favor del jefe. Pues por fin vemos al final del pasillo una plaza libre...ahhh pero es muy pequeña !! O se nos adelantó otro conductor por solo unos segundos. Desistimos y nos salimos de nuevo a la via pública, tres vueltas a la plaza, dos recorridos a la manzana y al fin un coche con su intermitente nos delata un hueco libre. A veces hay suerte. Aparcamos y cerramos nuestro coche.

¡Oiga! ¡Oiga! Miramos hacia atrás...un señor de raza gitana con chaleco reflectante y con una cojera delatadora nos reclama el impuesto revolucionario que las autoridades locales toleran de forma injustificada. Un euro por una vigilancia inexistente.

Nos marchamos tras pagar pensando que llevamos casi dos horas desde que nos quitamos el pijama, aún no hemos empezado la jornada laboral y cuántas cosas hemos vivido. Así es Málaga.

jueves, 8 de mayo de 2008

Nuestro egoismo

En el transcurrir de nuestras vidas ocurren infinidad de cosas, acontecimientos diversos que se suceden a los que damos mas o menos importancia, vivencias personales de las que sacamos mayor o menor fruto, frustraciones que pretendemos olvidar lo antes posible...y así un sinfín de historias personales que cada uno de nosotros podríamos contar durante horas.

Pero es preciso hacer balance y éste debe ser positivo. Muchos años de vida deben haber dado lugar a momentos dignos de recordar, esos de los que nos sentimos especialmente orgullosos. Entre estos momentos debería estar presente la palabra “solidaridad”, un valor que hoy día no atraviesa su mejor momento.

El ritmo de vida actual, la vorágine de una sociedad que sólo pretende ascender en un escalafón de seudo valores, arrincona del todo cualquier resquicio de nobleza en la raza humana. Y así sorprende que algunos titulares de prensa lo sean por el solo hecho de lanzar a los cuatro vientos actitudes gentiles, gestos solo propios de Navidad....y esto me parece triste. La racionalidad del ser humano debe ponerse en tela de juicio ante la pasividad que mostramos ante problemas como el hambre, el sida, la marginación....

No podemos salir despavoridos ante estas situaciones y pensar que sean los gobiernos y las naciones las que afronten estos retos incómodos.

Lo curioso del tema es que ante reportajes en TV sobre el hambre en Africa, o los refugiados en países del este, todos sentimos lástima, pena, dolor ajeno, pero no reaccionamos, afrontamos esos dramas humanos con la pasividad característica del primer mundo.

Si le diésemos al globo terráqueo la vuelta y Europa estuviese de pronto en el hemisferio sur ¿cómo veríamos la actitud pasiva de los negritos ahora situados en el norte? ¿buscaríamos los porques de nuestra situación en una mala distribución de la riqueza?

Más vale que reconsideremos todos un poco nuestro nivel de solidaridad, además, es gratis, altruista y pienso que hasta reconfortante. Queda abierta la invitación.

miércoles, 7 de mayo de 2008

¿vacaciones?

El verano está encima, así lo demuestra el aumento de temperaturas y el cambio de colorido en la ropa que a diario vemos por las calles. Miles de españoles se enfrentan este año a una dura cuestión. Y no es cuál será el destino de sus vacaciones sino si tendrán o no vacaciones.

El presupuesto para vacaciones este año se lo llevará el aumento de las cuotas hipotecarias, el pago de la renta 2007, el galopante paro, etc.

Me pregunto que ocurrirá con el sector servicios de las zonas costeras. Hoteles, restaurantes, chiringuitos, parques acuáticos...todos ellos estarán sopesando una disminución considerable de afluencia de público. Los expertos dicen que el éxito del pasado puente del 1 de mayo será un adelanto de la bonanza turística para este verano.

Los expertos son eso, expertos. Pero éstos se equivocan y creo que se van a equivocar. No es lo mismo sacrificar el bolsillo para tres noches de puente que para diez días de alta temporada con los todos incluidos.

Me da que este verano muchos españoles pasarán las vacaciones en casa, disfrutando de la tranquilidad del hogar, de los hijos, del aire acondicionado, de los concursos veraniegos de televisión y llegada la noche disfrutarán de un helado de oferta del supermercado de turno. Los domingos se proveerán de una tortilla de patatas, latas de cerveza y una fresca sandía y partirán al campo más cercano o a la playa más poblada.

Pero creo que las maletas no habrá que moverlas del altillo del ropero, permanecerán ahí durante algún tiempo.

martes, 6 de mayo de 2008

¿Borregos felices?

En este país la mayoría de los ciudadanos nos movemos por impulsos poco originales, nos dejamos llevar por tradiciones, costumbres, modelos sociales adoptados desde siempre, etc. El caso es que quién no veranea en verano, o quién no se apunta a la moda de ser nazareno en Semana Santa aún siendo ateo, o quién no celebra la comunión del hijo sin celebrarlo por todo lo alto.

El que dirán o el no voy a ser menos se ha impuesto hoy día pese al momento de crisis que vivimos. Todos nos quejamos de lo mal que va la economía, pero a la hora de actuar seguimos con comportamientos irracionales. Así es el caso de la pareja que a pesar de no poder llegar a fin de mes pide un crédito para llevar al niño a Port Aventura, o financiar el innecesario televisor de plasma como el del vecino del quinto....

Todos los años las esperadas rebajas de verano abren la veda a una alocada carrera en menoscabo de nuestra VISA, desde las asociaciones de consumidores se alerta de la necesidad de comprobar precios, de no comprar a ciegas, etc pero al final devoramos todo lo que se nos pone delante.

Y es que en la mayoría de los casos, compramos por placer, la necesidad pasa a un segundo plano. Se ha perdido la costumbre de hacer la lista de la compra, ahora se dice eso de que voy a comprar algunas cosillas, las que encarten...

Con las compañías de móviles ocurre algo muy curioso, es evidente que dada la competencia actual hay unas más baratas que otras, y yo me pregunto: ¿por qué no estamos todos abonados a la compañía más barata? Pues mire usted solo se me ocurre que haya gente que le tenga más devoción a una compañía que a otra. Yo apuesto por la más barata...si, ya se, no me digan eso de que algunas no dan servicio...es que mire usted, todas dan un pésimo servicio.

En fin, que por unas cosas o por otras, a veces somos como borregos sin criterio alguno, será cuestión de educar desde los colegios a las futuras generaciones a saber elegir en la vida qué hacer y cómo comportarnos.

lunes, 5 de mayo de 2008

Los lunes al sol

Cada vez cuesta más trabajo arrancar tras un puente o un simple fin de semana. Y es que como se decía de joven, los lunes deberían ser festivos. Pero claro en ese caso trasladaríamos el problema a los martes.

Y es que incorporarse a trabajar no es lo mismo que incorporarse al ocio. Se le teme, pienso, a la rutina, a volver a realizar tareas de forma automática. Incluso hasta la hora del café es ya una rutina de trabajo. Se descansan 10 minutos pero rodeados de gente del trabajo y además no se deja de hablar de trabajo.

Esta claro que trabajar es necesario en esta vida para afrontar los muchos y variados gastos en los que incurrimos de forma voluntaria y a veces no tan voluntaria.

Si se pudiera calibrar de alguna forma el cansancio de los trabajadores, los empresarios caerían en la cuenta de que no se rinde en el trabajo mas de 4 o 5 horas al día. Pero cualquiera reivindica hoy día con los sindicatos jornadas laborales de treinta horas. Pero es cierto que se mantienen las ocho horas diarias con actividades extralaborales como son el desayuno, la llamada al marido, la gestión administrativa de media hora y cómo no, navegando por la web. Bendito invento el de internet, horas y horas de chateo, de comprobar correos electrónicos....de aminorar al fin y al cabo la jornada laboral.

Por eso, los lunes se pasan mirando al sol, lamentándonos del breve fin de semana y preparándonos emocionalmente para el resto de la semana laboral.

viernes, 2 de mayo de 2008

Un dia en urgencias

Hoy he tenido que acudir a las urgencias de un hospital, les aseguro que soy un poco miedoso con estas cosas. Se trataba de una simple anemia por falta de hierro, pero ya se sabe, uno entra por la puerta de un hospital y solo Dios sabe que le harán a uno y que más cosas tendrá que sufrir.

En una sala de urgencias uno se siente como alguien en “corral ajeno”, no sabe ni donde dirigirse, si debe esperar para que te atiendan a que antes sean atendidas las muchas personas que allí hay, o si uno pasará en función de la gravedad del tema. La cuestión es la incertidumbre que se crea una vez allí dentro. A esto hay que unir los nervios que se acumulan en el estómago por todo esto.

Cuando escuché mi nombre por megafonía sentí la alegría de que por fin me toca...pero al mismo tiempo el miedo de...ahora me toca a mi y qué pasará. Bueno, pues con todo ese cúmulo de sensaciones me dirijo a la consulta nº3, allí una doctora, joven y agradable me hace las preguntas oportunas y uno contesta veloz por el ansia de saber que va a ocurrir.

Me dice la doctora que me tumbe en la camilla, mi pulso se acelera, allí tumbado, casi desprotegido, me empieza a palpar el estómago. A continuación me ausculta el pecho con especial hincapié en el corazón, éste quedó helado al apoyar el frío fonendoscopio.

Una vez terminadas estas sencillas pruebas pasamos a su mesa y comienza la doctora a teclear en su ordenador, lo hace tranquila, impasible, como si no estuviese yo allí. Escribe con semblante serio pero no preocupado, yo mientras tanto ante su silencio y falta de diálogo, intento adivinar que escribe, para ello giro disimuladamente el cuello para alcanzar a ver la pantalla del ordenador. En ese momento ella alza la vista, me mira, y como conociendo mi curiosidad, me empieza a explicar lo que se me va a hacer a continuación.

Me dice que se me va a poner hierro por vía intravenosa para paliar los bajos niveles existentes. De esa consulta salgo de nuevo hacia la sala de espera. Minutos mas tarde, de nuevo mi nombre por megafonía. En este caso, me asignan la consulta nº2. Al entrar descubro a tres jóvenes ATS que charlan amigablemente entre ellas, una con el móvil dialoga a escondidas. Era la consulta donde me abrirían una vía para introducirme el ansiado hierro.

Entre dos de ellas se disputan quien será la que lo haga, en ese momento, lógicamente, rezaba porque lo hiciera la de más experiencia. Se decide una de ellas y sinceramente no dolió. Terminado esto, de vuelta a la sala de espera. Una vez allí, la otra ATS en disputa, me coloca una sonda donde gota a gota iba cayendo un líquido color “vino dulce” que sería el hierro que mi organismo echaba en falta.

Durante cincuenta minutos estuve engullendo ese líquido. Mientras tanto, las ambulancias no paraban de llegar, lo que vi allí, no se los voy a contar, pueden imaginar que nada agradable.

Finalmente, cuando la sonda se agota, me dan el alta, y feliz como si curado estuviese, salía por la puerta. De nuevo el sol de la primavera me inundaba, el frío de la climatización desaparecía.

Sigo teniendo el mismo miedo que al principio, he sido atendido bien, pero no quiero volver.