El precio del barril de crudo sigue su escalada sin freno, los países exportadores limitan la producción, y a pesar de la buena posición del euro respecto al dólar, en nuestro país acercarse a una gasolinera es cada vez mas traumático.
Ya se ve poco a la gente decir “lleno por favor” y es que llenar el depósito puede suponer un gran bocado a la economía familiar. Vamos a tener que volver a echar gasolina en pesetas, pronto veremos cómo sólo echaremos mil pesetas, quiero decir seis euros. Un cuarto de tanque cuesta ahora veinte euros señores, si tres mil trescientas de las antiguas pesetas, en cambio antes echábamos dos mil pesetas y todos contentos de la posición alcanzada por la aguja del combustible.
Ahora golpeamos el salpicadero para ver si se ha averiado la aguja, porque no sube, casi no se mueve. Las gasolineras van a tener sus horas bajas muy pronto. Deberíamos de tomar ejemplo de países como China donde desplazarse en bicicleta no es precisamente un deporte sino más bien una forma de ahorro importante al mismo tiempo que cuidaríamos el medio ambiente. Ahora que los dirigentes políticos quieren plasmar el acuerdo de Kioto en muchos ámbitos es el momento de iniciar campañas de concienciación del uso del transporte público, de creación de carriles bicis, etc.
Y es que hay que ir cambiando de mentalidad, no podemos seguir siendo testigos de cómo autobuses urbanos llevan en su interior a una decena de viajeros mientras tras el bus hay una caravana de treinta vehículos con sus conductores desesperados porque el bus no se aparta.
Ir en vehículo propio no es señal de mayor nivel social sino quizás de menor nivel cultural y de poca conciencia con nuestro entorno. El paso no es fácil de dar aunque desde los ayuntamientos empiezan a ayudarnos con la creación de zonas azules, proliferación de zonas de carga y descarga, aumento de vados permanentes, creación de calles peatonales....pero a pesar de eso no queremos captar el mensaje: señores el coche en casita, aparcado en la cochera.
Pero somos como somos, hay que ir a comprar el periódico en coche, adquirimos un producto por un euro pero gastamos cinco en gasolina en llegar hasta el.
Y no voy a entrar a valorar lo que nos cuesta tener un vehículo donde el principal gasto no es su adquisición, luego vendrán aliños como el seguro, la ITV, las revisiones, los impuestos....y si, la visita a don repsol y doña BP.
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