Tras la crisis que se ha augurado desde hace meses la población se encuentra con la incertidumbre de adonde nos llevará la situación económica que se dibuja en el horizonte.
Las estadísticas hablan ya de una disminución del consumo, un recorte en las actividades de ocio, etc. Y es lógico que la gente empiece a desayunar menos en la calle, que las mujeres reduzcan las visitas a la peluquería, que los mas pequeños abandonen el kárate y las clases de piano, y en resumidas cuentas que entre todos procuremos abrir menos el monedero.
Pero habrá cosas que serán irremediables como será un aumento considerable del paro en nuestro país. La construcción que es el sector más castigado aportará a las oficinas del INEM un gran número de personas a las que habrá que satisfacer su demanda de empleo en los próximos años.
Es ahora el momento de agudizar el ingenio, de buscar en el arca de la imaginación para poder salir a flote ante este caos socioeconómico. No será de extrañar que en las calles de las ciudades haya peritos, albañiles, alicatadores, etc haciendo de improvisados juglares para buscar unas monedas. Bajo la figura del mimo callejero ahora veremos a personas de todos los estamentos sociales, interpretando papeles que jamás pensaron en representar.
Quizás los mimos acaben agrupándose bajo una asociación que reivindiquen sus propias mejoras salariales, aumento de prestaciones por parte de la Seguridad Social, etc. Pero ante todo, urge disfrazar a este país de alguna forma para poder huir del fantasma de la crisis.
Las estadísticas hablan ya de una disminución del consumo, un recorte en las actividades de ocio, etc. Y es lógico que la gente empiece a desayunar menos en la calle, que las mujeres reduzcan las visitas a la peluquería, que los mas pequeños abandonen el kárate y las clases de piano, y en resumidas cuentas que entre todos procuremos abrir menos el monedero.
Pero habrá cosas que serán irremediables como será un aumento considerable del paro en nuestro país. La construcción que es el sector más castigado aportará a las oficinas del INEM un gran número de personas a las que habrá que satisfacer su demanda de empleo en los próximos años.
Es ahora el momento de agudizar el ingenio, de buscar en el arca de la imaginación para poder salir a flote ante este caos socioeconómico. No será de extrañar que en las calles de las ciudades haya peritos, albañiles, alicatadores, etc haciendo de improvisados juglares para buscar unas monedas. Bajo la figura del mimo callejero ahora veremos a personas de todos los estamentos sociales, interpretando papeles que jamás pensaron en representar.
Quizás los mimos acaben agrupándose bajo una asociación que reivindiquen sus propias mejoras salariales, aumento de prestaciones por parte de la Seguridad Social, etc. Pero ante todo, urge disfrazar a este país de alguna forma para poder huir del fantasma de la crisis.